Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto
Rodando a goteras solas, a aguitas como dientes, a espesas goteras de mermelada y sangre, sudor y lagrimas

Criaturas En La Noche No Me Dejan Respirar

Criaturas En La Noche No Me Dejan Respirar
Bailando sobre la felicidad que vendrá

martes, 8 de julio de 2014

Trotainmundos

Los asesinos de los días de fiesta

 Los cuentos de hadas con sus ogros, árboles retorcidos llenos de ojos que miran con maldad, duendes perversos y brujas que envenenan, son el antecedente de los relatos de exquisitos crímenes, que hipnotizan a la gente mayor. Nietzsche asegura que el hombre es un niño y que ese niño necesita seguir jugando, y lo dice como si dijera que el hombre es un niño y ese niño necesita seguir horrorizándose. 

Creo que Poe puso de moda –o inventó, para ser más respetuosa del genio- estas narraciones “para grandes”; crímenes que exigen racionalidad y astucia para ser resueltos pero dentro de los cuales también se acaricia lo sobrenatural del terror o el terror de lo sobrenatural, según sea el relato; esos temores que nos gusta desde siempre temer. Poe fue durante toda su vida un niñito que jugaba con el desamparo y el miedo, pero además, como no podía ser de otro modo, algunos biógrafos dejan deslizar que él sabía tanto de determinado crimen que narró, extraído de la vida real, que era sospechoso de haberlo cometido.

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